Después de la pancreatitis, pueden ocurrir varias complicaciones, entre las cuales la más común es la formación de los llamados quistes falsos, determinados por la palpación en el área del páncreas. En sí mismos, los quistes falsos no son neoplasmas: es un conjunto de coágulos sanguíneos, enzimas digestivas y tejido pancreático muerto localizado directamente en la glándula o en los tejidos circundantes.
Se observan consecuencias similares de la pancreatitis en pacientes que se recuperan rápidamente del campo de ataque pancreático agudo. El pronóstico de quistes falsos depende de muchos factores: su ubicación, composición y tamaño. En algunos casos, pueden resolverse solos, pero lo más frecuente es que se requiera cirugía, en la que se abre y lava el quiste. Si esto no se hace, el quiste falso puede supurarse, lo que a su vez conduce a una complicación más grave de la pancreatitis asociada con un absceso y la posibilidad de desarrollar hemorragia.
Para determinar el desarrollo de complicaciones de la pancreatitis en forma de quiste falso, es posible realizar un examen por ultrasonido de un paciente que se recupera rápidamente, durante el cual se determina fácilmente la ubicación de los quistes, así como su tamaño y forma.
Después de un ataque del páncreas, también se observan complicaciones purulentas. Las razones exactas de su desarrollo aún no se han establecido. En el entorno médico, se mantienen discusiones sobre la fuente de agentes infecciosos que penetran en los tejidos del páncreas inflamado y causan la formación de abscesos.
A pesar de la falta de consenso sobre la fuente de los procesos purulentos, el enfoque de su tratamiento es siempre el mismo: con la formación de abscesos, se realiza una intervención quirúrgica inmediata, cuyo objetivo es abrir el absceso y drenarlo.
Las complicaciones purulentas de la pancreatitis se pueden determinar sobre la base del aumento de la temperatura del paciente, los escalofríos y su estado general severo. Si las medidas no se toman de manera oportuna, es posible un resultado letal.
Incluso la complicación más grave después de la pancreatitis puede ser el desarrollo de hemorragia, que resulta de la perforación de los vasos pancreáticos. El más peligroso en este caso es el avance de la arteria esplénica. La sangre puede acumularse alrededor de la glándula, así como en la cavidad abdominal. En este caso, hay una caída en la presión arterial, la frecuencia cardíaca rápida y el estado de pánico del paciente. El pronóstico de una complicación tan grave depende en gran medida de una intervención quirúrgica rápida.